sábado, 2 de mayo de 2009

Una simple estampa..


Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre.
Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia, y que nadie alivie sus sufriemientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y cuando, finalmente, descienda al castigo eterno,
que las llamas del infierno lo consuman para siempre.

Inscripción en la biblioteca del monasterio de San Pedro, en Barcelona, citada por Alberto Manguel.

4 comentarios: